
Mientras nos dan móviles con mejores cámaras, más potencia y un aluvión de IA, yo ya sólo quiero que no mueran en verano
En los últimos años hemos visto avances enormes en las cámaras de los smartphones, en sus brillantísimas pantallas, su carga rápida, su potencia, y en lo que logran hacer gracias al progreso que ha traído la inteligencia artificial al sector (ahora, no cuando empezó a promocionarse hace ocho años). Y sin embargo, en un verano tan caluroso como el que estamos pasando, lo que más echo de menos es poder sacar partido a todas esas funciones. Porque tal y como se están dando las temperaturas desde mayo en Andalucía, la realidad es que no puedo.
El problema. Cuando llega el calor, las chicas se enamoran y los paneles solares lo pasan fatal. También es el peor enemigo de los smartphone modernos, cuyo funcionamiento corriente modifican por completo. Con alta temperatura ambiente, los smartphone comienzan a sufrir estrangulamiento térmico o thermal throttling. Es una técnica que rebaja el rendimiento del dispositivo para que no se siga calentando. ¿En qué lo notamos? En que todo va más lento, llegando a causar lag
y ralentizaciones acusadas incluso en móviles de gama alta que no lo sufren con temperaturas ambiente normales incluso cuando les exigimos mucho.
También es común que los smartphones comiencen a desactivar funciones que requieren mayor consumo y por tanto calentamiento, como tasas altas de refresco (90 Hz, 120 Hz 0 más), carga rápida o brillo alto en las pantallas. Esto último es especialmente desafortunado, pues es en días soleados de verano (cuando más horas de sol tenemos) cuando más necesitamos los picos de brillo récord que los fabricantes promocionan con cada lanzamiento reciente.
La situación en días de calor extremo. La última gran hora de calor de estas semanas ha sido el ejemplo perfecto de cómo sufren los smartphones. En un encuentro con amigos en el campo donde había smartphones de varias grandes marcas, los smartphones llegaron a volverse inservibles en las horas de más calor.
Pantallas totalmente atenuadas e imposibles de ver al sol, rendimiento abismal, cuerpos extremadamente calientes y preocupantes avisos de dos tipos: imposibilidad de seguir cargando para proteger la batería, y bloqueos completos de smartphones con una advertencia de temperatura como la que Apple detalla en su web. Lo primero ocasionó que tuviéramos que esperar hasta el atardecer para cargar los smartphones (con la consiguiente descarga completa de varios de ellos durante horas) cada día.
Lo segundo, llegar incluso a perder llamadas:c on el móvil muy caliente, me llamó un familiar, y la llamada se cortó abruptamente al mostrar un aviso como el siguiente.
La situación también es mejorable con temperaturas más moderadas. Una ola de calor en Andalucía es una situación excepcional y que no llega a vivirse en infinidad de territorios. Sin embargo, en mayo, me encontraba en una boda en exteriores a unos 25 grados de temperatura y decidí hacer fotos y vídeos con un iPhone 16 Pro y un Samsung Galaxy S25 Ultra. El iPhone respondió con throttling, atenuando fuertemente la pantalla y ralentizando cualquier interacción con la interfaz. El Galaxy S25 Ultra respondió algo mejor, sin llegar a notarse lento pero presentando igualmente poco brillo en su panel.
La situación fue paradójica: estaba usando dos de los smartphone con mejor cámara del mercado, pero apenas podía grabar y hacer fotos, por la lentitud con la que funcionaban y porque casi no veía a qué disparaba. No por los reflejos del sol, sino por el poco brillo máximo de las pantallas una vez los terminales sintieron algo de calor. Otra situación parecida, cambiando cámara por GPS, es lo que se vive en los coches en verano: el móvil atenúa su pantalla y hay casos en los que cuesta ver la interfaz de navegación, especialmente si a la vez estamos cargando el terminal. Y no es baladí, los cargamos usando el GPS porque el consumo se dispara y en un viaje largo la batería no aguanta.
Claves para protegerlos del calor. Las soluciones que tenemos como usuarios son, por desgracia, limitadas. Pero hay cosas que podemos hacer. Por ejemplo, minimizar su uso al sol. En verano, como apuntábamos, será difícil, pero habrá múltiples situaciones en la que podremos colocarnos a la sombra. O lo que es más fácil: dejar siempre el móvil a la sombra, en lugar de en puntos muy calientes de un lugar al sol, en la playa o en el coche. No son pocas ocasiones en las que he recordado a conocidos que su móvil estaría ardiendo porque lo habían olvidado al sol.
Podemos reducir el uso de cámara, especialmente cuando no sea necesario. A veces, haciendo turismo, tendemos a dejar la pantalla encendida con la cámara en uso, preparándonos para un disparo que a veces no llega. Es en esas situaciones cuando apagar el terminal hasta que tengamos un disparo a tiro puede ahorrar mucho calor.
Trucos para casa y el coche. Mi máximo consejo es utilizar el terminal como GPS sujeto con un soporte a las rejillas de ventilación del aire acondicionado, de forma que estará fresquito. Cargará a velocidad normal y funcionará como navegador sin mayor problema. Es un consejo que se aplica incluso aunque usemos algo como CarPlay o Android Auto, pues el vehículo seguirá recurriendo al GPS del terminal, con el consiguiente calentamiento.
En casa, otros dos consejos que he llegado a poner en práctica: usar enfriadores con ventilador integrado o incluso acumuladores de frío tapados con un trapito que también reducen enormemente la temperatura de los smartphone cuando entran en contacto con ellos.
Así están intentando mitigar el problema. Los fabricantes llevan toda la vida luchando contra el calor. El problema es que, al mismo tiempo, van integrando componentes que si bien son más eficientes que en generaciones anteriores, también presentan consumos finales más altos, especialmente cuando pensamos en que hay que gobernar cada vez más cámaras, pantallas más brillantes y chips capaces de mover juegos AAA (aunque lo mejor sea tirar de streaming).
El Xiaomi 15 Ultra, por ejemplo, nos convenció por cómo su sistema de refrigeración con cámara de vapor tridimensional logra domar al Snapdragon 8 Elite, algo que el Galaxy S25 Ultra logró en menor medida con un sistema similar pero menos ambicioso (aunque mayor al de su predecesor).
La gran ausente en estos sistemas modernos es Apple. La compañía de Cupertino prometió que con el paso al marco de titanio mejoraría la disipación de sus terminales, algo que también quiso mejorar más tarde con el uso del grafito. En realidad, los problemas no se han resuelto en la medida necesaria. Y por ello, según rumores fiables, los iPhone 17 Pro estrenarán una cámara de vapor.
Imagen | Xataka Móvil
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La noticia
Mientras nos dan móviles con mejores cámaras, más potencia y un aluvión de IA, yo ya sólo quiero que no mueran en verano
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Antonio Sabán
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